Pele, diosa oscura del fuego

Érase una vez dos hermanas enfrentadas por el amor de un hombre. Una de ellas había seducido al marido de la otra quien se enfadó tanto que iniciaron una persecución por toda la tierra. Cada vez que Pele, la seductora, encontraba un lugar donde esconderse, su hermana, diosa del agua y los mares, lo inundaba todo. Así siguieron hasta que Pele descubrió la montaña más alta de la tierra, el Mauna Loa. Como su hermana no podía llegar hasta allí, decidió instalarse en ese lugar. Invitó a todos sus hermanos y les consagró otros montes. Pele favoreció a su hermana pequeña que era su favorita. Nuestra protagonista, adoptó un cuerpo físico para visitar la isla y se enamoró de un joven mortal, pero como era una diosa, debía volver a su forma de espíritu. Pele pidió a su hermana pequeña (su favorita, recordemos) que llevara al joven hacia ella, una vez que hubiera vuelto a su forma original. Pero el muchacho había muerto de pena. La diosa consiguió devolverle la vida y juntos marcharon en busca de Pele. Ella tuvo sus dudas, se sintió traicionada, montó en cólera y envió una oleada de fuego contra su hermana y su amante. ¿Quién murió? El chico, claro, que era el mortal. Afortunadamente, otro de los hermanos, que andaba por allí, alcanzó el espíritu del joven y pudo restaurarlo en su cuerpo, devolviéndole la vida. Después de esto, volvió con la hermana pequeña de Pele, quien lo había estado ayudando, y juntos vivieron felices.
¿Lo tenéis claro? Un lío de amores, dudas, celos, y cólera.
Pele es la diosa del fuego, los relámpagos, los volcanes, la danza y el viento. Posee el poder para crear y para destruir. Un volcán destruye todo lo que tiene a su alrededor, pero la lava, cuando se enfría, deja nuevos terrenos, además de que sus cenizas dejan un terreno fértil para el cultivo.Pele 2
¿Qué nos aporta Pele? Nos recuerda que poseemos una fuerza creativa responsable de dar forma a nuestra vida. Nos reconecta con nuestra fuerza, pasión, creatividad y con la habilidad de deshacernos de lo que no necesitamos. Nos transmite la imagen de una mujer con fuerza, valentía y dignidad.
Pele en nuestra Sombra. La cólera es una emoción generalmente reprimida, sobre todo en las mujeres. La que es capaz de expresarla suele ser calificada de una manera negativa, porque “una buena señorita no se enfada nunca, y menos aún lo demuestra en público”. Pero esa ira existe, la sentimos por multitud de motivos. Y reprimirla sólo nos hace enfermar. Cuando no se expresa el enfado, o cuando sus causas no desaparecen, esa ira se transforma en furia, en la explosión de un volcán que se lo lleva todo por delante, y luego se arrepiente de haber matado al ser que amaba (como en la historia de Pele, que arroja su fuego contra su amado y su hermana favorita). Pero la furia no es una emoción útil. Nos ciega, no nos permite razonar, tratar de encontrar una salida, no se deja encauzar, y por eso nos hace sentirnos a menudo impotentes y frustradas. Mientras que la Hi’iaka, la hermana pequeña, es leal, compasiva y amorosa, Pele es temida debido a su fogosidad y airados arrebatos de furia. Son dos aspectos, el luminoso y la sombra.
Pele es una diosa oscura que nos muestra el poder que la mujer tiene oculto en sí, un poder de creación y de destrucción. Y esa destrucción es necesaria para poder seguir llenando nuestra vida con lo que vamos creando en cada momento. Pero también nos avisa de que la manera de que eso suceda debe ser controlada, planificada. La mujer tiene ira en su interior, se enfada, como cualquier otro ser. Y tenemos que recordar que tenemos derecho a expresar nuestras emociones, TODAS, no sólo las que la sociedad/padres/amistades, etc. consideran apropiadas en una mujer. Conecta con tu ira interior y déjala salir dándole permiso para expresarse. No la contengas porque eso sólo provocará dos desastres: acabar con tu salud o reventar en un estallido que lo convertirá todo en pedazos que luego debes recoger. ¿Reconoces tu enfado? ¿Enfermas? ¿Te vuelves agresiva, pasiva o sarcástica? ¿Estallas en momentos inapropiados y te dañas a ti misma o a otros? ¿Sacas tu enfado con tus hijos o con alguna otra persona que no representa una figura de poder?
Prueba con esto: Cuando sientas que alguna situación o alguna persona está despertando en ti una sensación de enfado o de rabia, no la contengas, exprésala. Pero hazlo de una manera positiva. En lugar de “me estoy enfadando / me estás enfadando”, trata de ser asertiva: “esta situación, conversación, etc, me está haciendo sentir mal, me gustaría…” , “cuando haces / dices tal cosa, yo me siento mal, me gustaría que la próxima vez no gritaras tanto, recogieras la ropa, me escucharas con más atención…”
¿Lo pruebas y me cuentas tu experiencia?

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